engendro del diablo, El

El engendro del diablo (La Chiesa aka The Church, 1989, Italia)
Dirección: Michele Soavi (ay, pillines, que después de ver la portada ya os creías que la peli era de nuestro Dario Argento. Pues no, aunque más de uno sí que lo pensó)
Guión: Dario Argento (ahora sí), Franco Ferrini, Dardano Sachetti, Fabrizio y Lamberto Bava (y porque no había nadie más por ahí cerca que si no también se pone a escribir el guión), basado en el relato de M.R. James "El tesoro de Abbot Thomas".
Música: Keith Emmerson, Phillip Glass, Fabio Pignatelli y el grupo de rock progresivo kañero Goblin
Género: El demoño escondido en las catacumbas de una catedral que espera ansioso a que algún mentecato le libere
Intérpretes: Hugh Quarshie, Barbara Cupisti (que está como un queso), Tomas Arana, Feodor Chaliapin Jr. y Asia Argento en chiquitina
Sinopsis: Los caballeros teutones eran unos peazos de cabrones que se pasaron la Edad Media entera masacrando los pueblos de la Europa continental buscando brujas y bichos del Satán pero en realidad sólo se cargaban a inocentes campesinos. Pues bien, para que conste, un día dieron en el clavo porque se encontraron un pueblo lleno de brujas adoradoras del demoño y como era costumbre de los teutones las mataron a todas. No obstante, como las brujas no se quedaban muertas del todo, decidieron echarlas a todas en una fosa común y construir encima una peazo de catedral que ni la de los pilares de la tierra, oiga. Pasaron los minutos y ya a finales del siglo XX, un bibliotecario entra a trabajar en la biblioteca de la catedral antes mencionada. Además de ligarse (el tío pendejo) a una restauradora de arte que está potente (ni más ni menos que Barbara Cupisti), el tío parece que se ha leído el Código Da Vinci, porque se pone a descifrar papiros gustativos para descubrir el secreto de la catedral. ¡Insensato, que nos vas a condenar a todos!

Aunque el demonio siempre ha estado presente en el cine de terror, fue en los años 70, tras el bombazo de "El exorcista" (William Friedkin, 1973), cuando la moda diabólica se impuso de manera clara, inundando la cartelera con grandes películas afines ("La profecía", Richard Donner, 1976) o curiosos sucedáneos exploit ("La endemoniada", Amando de Ossorio, 1975). Pero en la segunda mitad de la década de los 80, este subgénero gozó de un revival muy interesante, paradójicamente impulsado por Dario Argento (que en los años 70 confesó que la moda diabólica le aburría bastante), produciendo la delirante y superchula "Demons" de Lamberto Bava, a la cual seguiría una secuela también muy divertida, Demons 2 (y en el otro lado del charco, John Carpenter realizó la impresionante "El príncipe de las tinieblas", mezclando al diablo con la física cuántica). Pues bien, Dario Argento siguió desarrollando el tema del demonio, guionizando y produciendo esta gran película realizada por Michele Soavi, un competente director que ya demostró todo lo que valía en su ópera prima "Aquarius" y que en su segunda película no sólo no decepciona sino que reafirma su talento como director de cine del susto.
"El engendro del diablo" es una película muy rica en matices, interpretaciones y en segundas lecturas, pero que no descuida el apartado más directo y divertido de una película de terror, esto es, la masacre, los descuartizamientos, la sangre derramada y las bestialidades que tanto nos gustan e nos divierten. El comienzo de la película es genialmente ambiguo, ya que las supuestas fuerzas demoníacas son indefensos y pacíficos campesinos, y los supuestos representantes del bien son clérigos sádicos y guerreros bestiales que no dudan en matar a niños para defender su santa causa. Y sin comerlo ni beberlo aquí tenemos la primera posible lectura del film: los "malos" de la película ¿son malos porque adoran a Satán o sencillamente quieren vengarse de las atrocidades que sufrieron a manos de los teóricamente "buenos" de la peli? (pues nada, una mesa redonda y a debatir). Soavi refleja a la perfección la brutalidad y la suciedad de la Edad Media e introduce el primer elemento siniestro de la trama: esa mano de muerto viviente agarrando la pata del caballo y arrastrando a la fosa común al caballero teutónico, primera víctima de la venganza de los campesinos.
Tras este prólogo, nos situamos en la actualidad, con ese bibliotecario aventurero picha-brava y nuestra exquisita Barbara Cupisti, liándola parda desentrañando el misterio de la catedral. Y a continuación, tenemos una situación muy parecida a la de las antes mencionadas "Aquarius" o "Demons": un grupo de indefensas víctimas encerradas en un espacio concreto y claustrofóbico (en este caso la catedral de las narices) a merced de unos asesinos demoníacos que extienden el virus de la maldad a base de hostias. La película posee un protagonismo coral que aporta mucha frescura y originalidad al film. No hay unos protagonistas claros, ya que el desarrollo de la historia marca la importancia de cada personaje. Al comienzo parece que los protas son el bibliotecario y mi Bárbara, pero después el testigo lo cogen las víctimas encerradas en la iglesia, un clérigo viejuno sacado directamente de "El nombre de la Rosa" y ese cura de color negro oscuro, muy interesante y muy humano, que primero no sabe dónde meterse pero que después agarrará al demonio por los cuernos e intentará solucionar la papeleta. Y como hilo conductor de toda la historia tenemos a Asia Argento, que aquí interpreta a una muchachita de 13 años que empieza a vivir la vida y a salir de discotecas ante el pavor de su padre, que si por él fuera, la niña tendría que estar jugando a las muñecas hasta los 25 años. También, por lo visto, la niña es una reencarnación de una de las víctimas medievales de los caballeros teutones (de ahí su sonrisa en ese genial y enigmático final que sin decir nada lo dice todo).
Como es habitual en Michele Soavi, el horror de sus películas se manifiesta de diferentes formas: hay escenas poéticas y oníricas, que anuncian el apocalipsis de manera sutil, hermosa y a la vez horrible; también tenemos gore del bueno, con primerísimos planos de destripamientos y empalamientos varios (genial la escena que dura un nanosegundo en la que una muchacha es aplastada por el metro); y también tenemos algunas escenas de humor negro, protagonizadas por una entrañable pareja de ancianos encerrados en la catedral (y también por el original badajo de la campana de la iglesia).
Pues eso, "El engendro del diablo" es una gran película de terror satánico que divertirá y sobrecogerá a partes iguales. Tiene un argumento muy accesible y entretenido pero también posee una fuerte personalidad propia, impresa por el buen trabajo de Michele Soavi.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de micarone.

Charro de las Calaveras, El

El Charro de las Calaveras (El Charro de las Calaveras, 1965, México)
Dirección: Alfredo Salazar
Guión: Alfredo Salazar
Género: Héroes enmascarados en su lucha diurna con los monstruos de la noche (que salen por la mañana)
Intérpretes: Dagoberto Rodríguez, Pascual García Peña, David Silva, Alicia Caro
Sinopsis: Las villas de México sufren el ataque indiscriminado de numerosos monstruos infernales, como el salvaje Lobo-humano, el sanguinario vampiro siniestro y el diabólico jinete sin cabeza. Las víctimas suelen ser los pobres campesinos que inocentemente pasaban por ahí, que sin comerlo ni beberlo son merendados por semejantes bichos. Pero que no cunda el pánico, que por el horizonte se divisa una figura enmascarada a caballo que con su valor, sus puños y unos cuantos plomazos, va a restaurar el orden en los campos de México.
¡¿Es el Zorro?!
¡¡NOOOOOOOOO!!
¡¿Es el Coyote?!
¡¡NOOOOOOOOO!!
¡¿Es Batman e Robin?!
¡¡Qué NOOOOOOOO!!
Entonces ¡¡¿Quién es, por amor de dios?!!
Es el superhéroe más valiente del mundo. Es...¡EL CHARRO DE LAS CALAVERAS!
po vale.

Muchos dirán que el país con los super-héroes más grandiosos del mundo es Estados Unidos, con Supermán, Spiderman, Batman y un millón más, pero de eso nada, pelanas. Los mejores superhéroes del planeta (y del universo) son Mejicanos, más que nada porque son héroes de carne y hueso, reales como la vida misma, que te podías acercar a ellos y pedirles un autógrafo. El primero de la lista es el mítico e inmortal Santo, el enmascarado de plata, héroe de la lucha libre y salvador del planeta en sus ratos libres. Pero desde luego no fue el único, ni mucho menos. Aquí tenemos a uno de los super-héroes más...ehh...singulares del panteón de superhombres mejicanos, que aunque a simple vista parece un pelín cutre, posee un innegable carisma. Influencia clara de los héroes clásico del pulp y del cómic tales como La Sombra, el Zorro o Batman, El Charro de las Calaveras es un fenómeno de super-héroe (aunque a veces ande un poquito despistado). Su origen es igualito que el de Batman: tres criminales mataron a sus padres y él juró vengar su muerte. Por cada chorizo muerto se bordaría en la camisa una calavera (de ahí su nombre). Una vez cumplida su venganza, decidió dedicar toda su vida a combatir el crimen terrenal y sobrenatural, acompañado de un chaval (Juanito o Perico, según el calendario escolar) y Cleofás, un sidekick sanchopanzanesco cómico con más miedo que un perrito chico.
"El Charro de las Calaveras" es una película de acción y terror, aunque la nota predominante es el humor, más que nada por los pauperrimos efectos especiales serie Z que posee el film debido seguramente a la falta de presupuesto. Las máscaras de los monstruos son bastante lamentables y algunos bichos (como el murciélago vampiro) se nota a la legua que son de cartón. Además, muchas de las escenas presuntamente nocturnas son rodadas a plena luz del día, sin disimulo ninguno. No obstante, como ocurre con toda buena película serie Z, estos pobres efectos especiales no perjudican al film, sino que, muy al contrario, le otorgan una atmósfera entrañable y cómplice que realzan su valor y salvan del olvido a una película bastante mediocre, convirtiéndola en una joya Kitsch para analizar, alabar y, sobretodo, disfrutar (porque la risa está garantizada).
La película se divide en tres capítulos con un esquema argumental idéntico:
A. Aparece el monstruo y se carga a un campesino que andaba por ahí.
B. Aparece el Charro de las Calaveras y empieza una investigación para descubrir el paradero del bicho (aunque en el fondo no sirve para nada, porque el monstruo irá a por él). En este segmento generalmente aparece una moza de buen ver.
C. Tras algún tiro e hostia bien dada, el Charro acaba con el monstruo (aunque a veces es por pura casualidad).
La galería de monstruos es curiosa a la par que lamentable. En primer lugar tenemos a un hombre lobo (denominado aquí "Lobo-humano") que antes de convertirse en bicho debe transformarse en un esqueleto. Su punto débil no es la plata, sino los precipicios, ya que si se cae por uno, se muere (al contrario que los seres humanos). Además, también harán acto de presencia una bruja desquiciada y un zombi chivato. El segundo monstruo es el Vampiro Siniestro, con una máscara del todo a 100. Tiene la habilidad de hipnotizar a mujeres jamonas y de convertirse en un murciélago de cartón sujetado por hilo de pescar. Y el último monstruo es el Jinete sin cabeza, un criminal que en su día fue asesinado por pendejo y que un profesor le cortó la cabeza para estudiar su cerebro y claro, el jinete pilló un mosqueo impresionante y se pasó los siglos vagando por el mundo buscando su melón (ya que el profesor metió la cabeza en una caja de zapatos y se lo entregó a sus herederos a modo de recuerdo).
En fin, "El Charro de las Calaveras" es una película muy entrañable y divertida, que hará las delicias de los más pequeños (por su atmósfera comiquera y porque, en su ingenuidad, se creerán los pésimos efectos especiales) y también gustará a los adultos, porque la película es para partirse la caja de risa.
Aquí os dejo el corrido del Charro de las Calaveras, interpretado por el Trío Calavera, cortesía de querrequerre1.


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síndrome de Stendhal, El

El síndrome de Stendhal (La sindrome di Stendhal, 1996, Italia)
Dirección: Dario Argento
Guión: Dario Argento
Música: Ennio Morricone
Género: Psychokillers fanáticos del arte ecuestre y sus variantes
Intérpretes: Asia Argento, Thomas Kretschmann, Marco Leonardi, Luigi Diberti
Sinopsis: Un asesino asqueroso que mata salvajemente a mujeres está sembrando el pánico en Roma. Un pajarito le ha dicho a la policía que el homicida cabrito se ha trasladado a Florencia para seguir matando y allí va la detective Anna Mani para detenerlo. El problema es que la muchacha padece, sin saberlo ella, una enfermedad que se llama el síndrome de Stendhal (¡hostias, como el título de la película!) y que consiste en que si Anna ve una obra de arte potente empieza a sentir mareos, vómitos, tembleque, alucinaciones e incluso amnesia. Pues bien, Anna recibe una llamada anónima que le dice que el asesino estará en las galerías Uffizi, un museo lleno de obras de arte potentes (dos más dos cuatro ¿no?). Allí Anna sufrirá un ataque psicológico del copón, bajo la atenta mirada del asesino. El muy bastardo aprovechará la coyuntura para acosar a Anna y hacerle todas las perrerías del mundo.

Dario Argento es sinónimo de arte. Nadie como él sabe conjugar la arquitectura, la pintura y la escultura con la trama de sus películas de terror, aportando a través de estas obras artísticas multitud de sentimientos contradictorios y muy intensos. En la memoria quedan momentos impresionantes como el asesinato del pianista ciego en la Plaza de los Tres Templos de Munich ("Suspiria") donde la diafanidad del espacio era el elemento más amenazante, o el intento de asesinato al comienzo de "El pájaro de las plumas de cristal" con la víctima retozando entre esculturas inmensas. El arte es un elemento fundamental en las películas de Argento y al ser el muchacho italiano solo tiene que asomarse a las calles de Roma o Florencia para situar las localizaciones de sus películas. Si este elemento falla (como ocurrió en su fallida aventura americana "Trauma") la película resulta coja, sin ese halo de misterio y magnificencia que caracteriza a sus films. Pues bien, siguiendo el hilo del argumento, era inevitable que Argento diera un protagonismo fundamental a esto de la cosa artística y en "El síndrome de Stendhal" podemos ver una impresionante simbiosis entre realidad y ficción a través de las obras de arte que pueblan el film. No obstante y para que no cunda el pánico, aquellos espectadores a los que el arte les importe un pimiento que no huyan despavoridos, porque esto es una película 100% Argento, o sea que la ración de asesinatos bestiales, casquería infinita y giros imprevistos del guión también hacen acto de presencia (y de una manera impresionante, apostillo).
La película posee un guión muy original que aporta mucha frescura e interés a la trama. Podríamos dividir el film en tres partes, siendo cada parte una película independiente en sí misma pero magistralmente enlazada por el buen hacer de Argento. En la primera parte tenemos a la detective Anna amnésica perdida, víctima de las agresiones del asesino, intentando reconstruir su pasado a través de una simbiosis total con las obras de arte que la fascinan y que la atormentan. Aquí podemos ver un soberbio trabajo de los efectos especiales, que según cuenta la wikipedia, fue la primera vez que una película italiana empleó imágenes generadas por computadora. Pues bien, para ser la primera vez le quedó el tema increíble, mezclando realidad, ficción, recuerdos y flashbacks de una manera impresionante (vamos, que los cuadros cobran vida literalmente y parece que van a saltar del marco para cogerte de tus partes nobles). Este primer segmento posee una atmósfera onírica muy poética pero también muy siniestra y horrible.
En la segunda parte del film vemos como Anna ha recuperado la memoria e intenta seguir adelante con su vida, una vida hecha pedazos por las agresiones que sufrió de manos del asesino. Aquí Anna sufre la primera metamorfosis, adquiriendo aspectos masculinos y aumentando su agresividad (es impresionante la escena en la que la propia Anna intenta violar a su ex-novio, tal como ella misma fue abusada sexualmente por el asesino). Asustada por este cambio, decide regresar a su pueblo con su familia, buscando refugio en los paraísos de la infancia, pero el intento tampoco funciona. No obstante, será aquí donde Anna resolverá (aparentemente) todos sus traumas con una catarsis final y bestial que te dejará con la boca abierta. Esta segunda parte tiene momentos muy tranquilos, aparentemente intrascendentes pero que sirven para crear una atmósfera familiar de la que Anna es dolorosamente ajena, por más que intente volver a su antigua vida.
Y en la última parte del film, vemos a una Anna recuperada, sana, que ha abandonado su carácter andrógino y abraza de nuevo su femineidad. La muchacha desea vivir feliz y en paz e incluso se echará un novio guapetón y francés. No obstante, la sombra del asesino todavía acosa a Anna, impidiéndole ser completamente feliz y generando más muerte e destrucción.
Todo este argumento no hubiera sido tan genial sin la impresionante interpretación de Asia Argento, que la muchacha hace un papel de Oscar mayer. Asia sabe darle a su papel todos los matices y contradicciones que posee un rol tan difícil como el suyo, a veces frágil e indefensa, a veces fuerte y cañera, otorgando verosimilitud a un personaje tan complejo y fascinante.
Tampoco podemos olvidar el gran trabajo en el apartado musical de Ennio Morricone, con unas melodías hipnóticas y acojonantes.
Resumiendo, la película es una maravilla, digna de los mejores tiempos de Argento. Entre los muchos momentos gloriosos del film, destaca su final, muy atípico y anti-climático que resume a la perfección la trama del largometraje: la maldad y depravación de un hombre han llevado a Anna a la desesperación y a la locura, y al final, el cariño y la comprensión de otros hombres (sus compañeros de trabajo) podrán traerla de nuevo a la cordura.
Aquí os dejo el trailer yanki del film, cortesía de WickedVisionMagazin.


Amanecer rojo

Amanecer Rojo (Red Dawn, 1984, USA, ¡USA! ¡¡¡USAAAAAA!!!!!!)
Dirección: John Milius
Guión: John Milus y Kevin Reynolds
Género: Paranoia belicista anticomunista al más puro estilo McCarthy e Reagan (¡ah, qué mágicos años los de la guerra fría, ya los jovencitos ni os acordáis, que os han cambiado el enemigo por el terrorista del próximo oriente. Antes las cosas estaban más claras, cojones: el malo, el rojo)
Intérpretes: Patrick Swayze, Charlie Sheen, Lea Thompson, Harry Dean Staton
Sinopsis: Un buen día los rusos, los cubanos y los nicaragüenses deciden invadir Estados Unidos así, a las bravas y empiezan por un punto sumamente estratégico del territorio americano: un pueblo perdido de la mano de dios de Colorado. Un grupo de chavales, hartos de reventarse espinillas y jugar al fúrbol americano, decide armarse hasta los dientes y tirarse al monte para formar una guerrilla anti-comunista llamada los Wolverines (se ve que uno de ellos era fan de los X-men). ¡Los rojos no saben lo que se les viene encima! (ni el espectador tampoco, ya de paso)

"Amanecer rojo" es, sin ningún género de dudas, una de las película malditas del cine norteamericano. Su argumento de alto contenido conservador y su puesta en escena maniquea y delirante la han convertido en objeto de burla, odio, escarnio y desprecio de casi todo el mundo con dos dedos de frente. Es la gran película de culto de los grupos paramilitares de extrema derecha estadounidenses, los cuales apoyan el derecho a portar armas como precaución por si alguna amenaza extranjera decide invadir suelo americano (algo que no ocurre desde el siglo XIX). Esta película fomenta los valores de la Sociedad Nacional del Rifle y los del Tea party, potenciando un feroz individualismo que desconfía del estado federal y que decide tomarse la justicia por su mano ante la aparente desidia de los poderes públicos (ahí tenemos el desagradable caso de los minutemen, catetos armados hasta los dientes hasta arriba de cerveza y hamburguesas, patrullando la frontera mejicana para evitar la entrada de inmigrantes ilegales). Resumiendo, ideológicamente la película es impresentable, no hay por dónde cogerla. No obstante, a nivel cinematográfico, "Amanecer Rojo" es una buena película de género, con altas dosis de acción (y de mala baba patriotera) propias del cine bélico. La primera vez que vi esta película yo era un chavea y reconozco que flipé en colores con las escenas de tiros y helicópteros. A esa edad no tenía ningún criterio ideológico, así que pude disfrutar de la historia que contaba la película: la invasión armada de un país y los intentos desesperados de un grupo heroico de jovenzuelos para preservar su hogar y su familia. Afortunadamente (o desgraciadamente) uno crece, empieza a tomar consciencia del mundo que le rodea, y te das cuenta de que mucha gente te quiere vender la moto (y su ideología) a través de la tele, el cine, la literatura y los mantecados. Y John Milius (que se declaró públicamente "anarquista de derechas") (¿cómo se come eso?) intenta transmitir su visión del mundo a través de su película. Sinceramente, no creo que su intención fuera promover grupos paramilitares de extrema derecha, pero, cojones, con tal contenido era una reacción inevitable. Aunque parezca mentira, John Milus es un feroz anti-imperialista (como ya se vio en "El viento y el león") y cree firmemente que Estados Unidos debería dejar de meterse en jardines internacionales ajenos y centrarse en su política interior. Ese es el mensaje que intenta trasmitir su película. Una de las mejores escenas de la película es cuando el comandante cubano (o nicaragüense) escribe una carta a su mujer diciendo que ya está harto de guerras y revolución, que invadir un país es una mierda y lo que realmente importa es la familia, el hogar y arrimar cebolleta con la parienta. Esa es la ideología del film: el "american way of life" son las cosas sencillas y cercanas, y para defender ese estilo de vida hay que armarse hasta los dientes, porque en cualquier momento la amenaza exterior puede intuir tu debilidad e invadirte tan guapamente. En fin, paranoia en estado puro.
Lo dicho: las escenas de acción están muy bien (delirante y divertida es la escena de los rusos disparando contra los estudiantes en el instituto) pero el trasfondo del film es infumable. Como dato anecdótico, señalar que en esta película coincide la pareja protagonista de "Diry Dancing", formada por el añorado Patrick Swayze y Jennifer Grey.
Un último consejo: tras ver la película, os recomiendo que le echéis un vistazo a "Bowling for Columbine" de Michael Moore, más que nada para contrarrestar el efecto ideológico pernicioso de la cinta de Milius.
Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de Tvandalism.

Razas de noche

Razas de noche (Nightbreed, 1990, USA)
Dirección: Clive Barker (el de los cenobitas)
Guión: Clive Barker basado en una novela de las suyas, "Cabal"
Género: Mutantes místicos subterráneos más feos que Petete
Intérpretes: Craig Sheffer (que se parece un montón al Ángel de Buffy Cazavampiros), Anne Bobby (que la pobre tiene cara de empanada) y David Cronenberg (¡Un momento! ¿No dijiste que el director era Clive Barker? ¡Buu! ¡fuera! ¡Sustovisión farsante!) (¡que no, leches, que en esta ocasión Cronenberg sólo actúa) (ah, bueno)
Sinopsis: Boone es un chavea que tiene pesadillas muy fuertes de cagarse vivo. Sueña con una ciudad llamada Midian llena de monstruos mutantes bastante asquerosos que le persiguen para darle matarile. Su psicólogo le dice que se deje de tonterías, que en el fondo Boone es un asesino que mata a familias al completo y que lo mejor que podría hacer es entregarse a la policía (pero en realidad el psicólogo es un cabrón, porque él es el asesino en serie y quiere encasquetarle el muerto al chaval). Entre la espada y la pared, Boone decide ir en busca de la ciudad de sus pesadillas para encontrar respuestas que le den sentido a su vida entera. Y, además de respuestas, encontrará un montón de bichos feos de cojones.

Clive Barker es uno de esos atípicos casos cinematográficos en los que el éxito y el reconocimiento de la crítica y el público le llega por una sola película, "Hellraiser", of course. Con la creación de los simpáticos cenobitas, Barker revolucionó el género del terró, inventándose un universo fascinante que mezclaba el placer, el horror, el sadomasoquismo, el barroquismo visual y sus muertos a caballo. Desgraciadamente la fortuna no le volvió a sonreir en sus otros dos films, "El señor de las ilusiones" y "Razas de noche", quedándose ambas en unas aportaciones correctas al género pero ni mucho menos a la altura de lo esperado en un director con tanto potencial y con semejantes credenciales.
"Razas de noche" es un intento meritorio pero fallido de crear un universo mitológico parecido (pero diferente) al de Hellraiser. Resumiéndolo mucho, en esta ocasión los monsters son los buenos y los humanos los malos y joputas (siguiendo la tradición de bichos clásicos como el monstruo de Frankenstein, que al pobrecico mío lo tenían como un Ecce Homo). La comunidad de monstruitos de "Razas de noche" es una metáfora de todas las razas y religiones que en algún momento de la historia han sido perseguidos por la ignorancia y el odio de los poderes establecidos. A diferencia de los espectros góticos de Hellraiser, los bichos son en realidad mutaciones genéticas que han ido apareciendo a lo largo de los siglos, y como la gente es cabrona, al final se refugiaron en un gueto subterráneo para evitar la molesta manía que tienen los humanos de exterminar todo lo que es diferente. Pero el director le da un giro de tuerca al tema, haciendo que las víctimas se opongan a su destino y se rebelen contra los humanos, defendiendo su derecho a vivir y a arrimar cebolleta. Pues bien, en el papel todo esto está de lujo, pero en la praxis Clive Barker no sabe/no puede plasmar todas estas ideas interesantes de manera atractiva y convincente.
El principal problema es que el tratamiento de la idea central del film se realiza de manera tópica, manida y bastante infantil. Escenas como la de la turba de catetos de la América profunda o cuando la novia de Boone rescata a la niña mutante de la luz del sol, se han visto ya un millón de veces antes y mejor hechas. El guión tampoco puede esconder un ñoño maniqueismo de "buenos contra malos" que a la larga resulta cansino, porque aunque algunos monstruos parezcan unos degeneraos y unos violentos, la verdad en que en el fondo son más buenos que el pan, y eso es muy loable y bonito, pero también un poquito aburrido. Pero lo más cargante es el tono pseudo-místico que envuelve el film, con las profecías milenarias y los dioses que hacen acto de presencia para bendecir al respetable público, ya que supone una contradicción al discurso "científico-genético" que da razón de ser a los monstruos. En cuanto al final, señalar que a Clive Barker se le va la mano tres pueblos, con unas escenas de muertos y tiros caóticas y confusas (y lo del predicador calvo y el cristo de los faroles fluorescentes es de juzgado de guardia) (por cierto, ya sabemos de dónde sacó Garth Ennis la idea para hacer el cómic "The preacher").
Después de este repaso a los aspectos negativos del film, ahora voy con lo que merece la pena, que no es poco. Para empezar, tenemos toda esa imaginería oscura y grotesca que a Clive Barker le sale tan bien. El director crea una atmósfera sucia y siniestra reflejada en el submundo caótico y aparentemente amoral de la ciudad de los bichos. Los monstruos son genialmente asquerosos y terroríficos y la puesta en escena de los momentos subterráneos del film es muy interesante. Por otro lado, tenemos la fascinante historia paralela del psicólogo-psicokiller protagonizada por David Cronenberg, una película dentro de la película que da mucho juego y que es divertida a la par que aterradora (genial el asesinato familiar que abre el film). El guión, aunque en ocasiones es predecible, es fresco y original, pillándote por sorpresa en varios momentos de la trama. Y los efectos especiales (sobre todo el maquillaje y la gomaespuma) son soberbios, se nota que ahí se gastaron sus dineros.
Como dato curioso, señalar que hicieron una colección de cómics de la película, continuando la historia de sus protagonistas (por ejemplo, Lori, la novia de Boone, también se convierte en una de los de razas de noche y su poder es tocar la guitarra y hacer que los esqueletos de dinosaurios se levanten del suelo) y que en España fue publicado por cómic Forum (con unas impresionantes portadas).
En fin, "Razas de noche" es una película de terror correcta, entretenida e interesante pero que podría haber dado mucho juego si Clive Barker hubiera dado el 100%. No obstante, todos los que la vimos de niños guardamos un grato recuerdo de ella.
Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de Capitancinema.

American Gothic. El cine de terror USA 1968-1980

American Gothic. El cine de terror USA 1968-1980. Libro.
Autor: Ensayo coordinado por Antonio José Navarro (crítico habitual de cine fantástico de la revista "Dirigido por"). Además, participan un puñado de críticos tales como Quim Casas, Roberto Cueto, Tomás Fernández Valenti, Roberto Curti, Ramón Freixas, Joan Bassa, Tonio L. Alarcón, Jesús Palacios, Rubén Lardín, Desirée de Fez, José María Latorre, Pablo Fernández, Carlos Aguilar, Javier G. Romero, Carlos Losilla, Ricardo Aldarondo, Ángel Sala, Emi G. Cortés, Zigor Etxebeste Gómez, Alfonso C. López y nadie más. Ahora, me haces el favor de coger una silla y descansar un rato.
Editorial: El libraco es una edición de la Semana del Cine Fantástico y de Terror de Donostia-San Sebastián
Primera edición: 2007
Tema: Un análisis del cine de terror USA desde 1968 a 1980 (¡eh, no vale, que te has copiado del título, así cualquiera!)
Tamaño: 17 x 23,5 x 2 cm
Número de páginas: 413 páginas
Sinopsis: La segunda mitad de la década de los 60 del siglo XX fue un desmadre. La embriaguez de la victoria de la Segunda Guerra Mundial se había evaporado completamente y el sueño de prosperidad económica y derroche absoluto llegó a su fin. A nivel mundial el descontento y la ira se estaban acumulando llegando a explotar en lo que se denominó el Mayo del 68 francés, uno de los últimos actos revolucionarios producidos en una superpotencia occidental (lo cual dejó acojonadito al capitalismo internacional). En Estados Unidos fue aún peor. Huérfanos tras el asesinato de Kennedy, inmersos en una de las guerras más crueles de la historia, padeciendo los primeros síntomas de la crisis económica de 1973 y saliendo a la luz, de una vez por todas, las desigualdades raciales de la tierra de la libertad, una atmósfera de inseguridad e inquietud se extendió por el pueblo yanki, hiriendo de muerte al sueño americano (que moriría definitivamente con la traición de Nixon, aunque más tarde Ronald Reagan lo reanimaría en plan "los muertos vivientes"). Todo esto propició el nacimiento de un nuevo tipo de cine fantástico más visceral, explícito e inquietante, que se alejaba del distanciamiento tranquilizador de los monstruos clásicos del cine, tales como los lejanos vampiros de la Europa del Este o los extraterrestres verde chillón que se ven a una legua de distancia, para crear un nuevo tipo de terror más ambiguo y cercano, que tuviera sus raíces el los aspectos tradicionales de la sociedad y la cultura norteamericana. Todo lo que antes había sido un refugio tranquilizador se convertía en una pesadilla acojonante. Los viejos castillos transilvanos fueron sustituidos por los bucólicos pueblecitos de la América profunda, llenos de granjeros afables y generosos que en el fondo esconden un monstruo más aterrador que el hombre lobo. La tradición se ve como amenaza, atraso y superstición, convirtiéndose en un peligro para el progreso. También hay una acentuación de la violencia y el sexo hasta límites insospechados (por estas fechas nace el cine gore), como respuesta al fracaso de la liberación pacifista-sexual hippie de los años 60 (recordemos el horrible asesinato de Charles Manson y su familia hippie de pirados satánicos). En fin, todo este sentimiento es recogido por una nueva generación de directores que saben plasmar en el celuloide las inquietudes y pesadillas de la época que les tocó vivir, autores tales como los famosos George A. Romero ("La noche de los muertos vivientes"), Tobe Hooper ("La matanza de Texas"), Wes Craven ("La última casa a la izquierda"), John Carpenter ("La noche de Halloween") o Brian de Palma ("Carrie"), pero también por un montón de directores no tan famosos cuya aportación es igual o mayor que la de los autores antes mencionados, como William A. Fraker ("Un reflejo de miedo"), John D. Hancock ("Let´s Scare Jessica to Death"), Curtis Harrington (Whoever Slew Auntie Roo?") o Jeff Gillen y Alan Ormsby ("Deranged") entre otros muchos. Resumiendo: la escuela no oficial del "American Gothic" narra un horror inmediato, cercano y grotesco, lleno de catetos con guadañas que te van a sacar las entrañas porque eres demasiado modelno, sectas satánicas aficionados al sexo salvaje y a la violencia cabrona, gente caníbal (viva o muerta) con cuchillo y tenedor, y sobre todo, un gusto extremo por lo macabro, lo visceral y lo explícito. En definitiva, un cine fascinante y auténtico.

"American Gothic" es un libro muy enriquecedor e interesante, pero el que avisa no es traidor (que después os lleváis un chasco y me queréis cortar los huevecillos): el estilo de análisis es similar al de la revista "Dirigido por" o al de "Cahiers Du Cinema", o sea, un estudio concienzudo, milimétrico y especializado de todos los aspectos del arte cinematográfico (dirección, guión, fotografía, producción, interpretación y todos los -óns que te puedas imaginar) para realizar teorías no solo cinematográficas, sino también culturales, políticas o sociológicas. Este enfoque apasionará a algunos (como a mí, lo reconozco) y tal vez aburra a otros que busquen una información más "neutra" al estilo del Fotogramas o del Cinemanía. No obstante, que nadie se asuste, cojones, que todos tenemos nuestro graduado escolar y el libro, aunque no es muy divulgativo para el lector no aficionado al terró, sí que es asequible para nuestro entendimiento y disfrute. La mayor virtud del libro es que recupera del olvido pequeñas joyas eclipsadas por el éxito de sus hermanas mayores, fomentando su visionado y promoviendo un reconocimiento a menudo negado por la ignorancia o el interés económico.
A nivel formal, el libro está compuesto por pequeños ensayos independientes entre sí, escritos por diferentes autores, lo cual tiene sus ventajas y inconvenientes, of course: la diferencia de estilos y enfoques le dan vidilla al libro y lo hacen muy entretenido y facilitan su lectura (ya que si el estilo de un autor no te gusta, no te preocupes, que 15 páginas después vendrá otro que tal vez sí te mole). El mayor defecto de obras de este estilo es la repetición de datos entre un autor y otro (le doy un premio al que me diga cuantas veces repiten en el libro que el término "American Gothic" proviene del famoso cuadro del artista Grant Wood), aunque, en cierta medida, las repeticiones son inevitables cuando se abarca un tema tan concreto de un período espacio-temporal tan limitado. Estructuralmente el libro se divide en tres partes muy diferentes entre sí (porque si fueran iguales sería una gilipollez dividirlas ¿no?): la primera es una contextualización del período histórico en cuestión, analizando todos los aspectos políticos, sociales y económicos que propiciaron el surgimiento de este modelo de cine fantástico. La segunda parte trata las temáticas y los subgéneros de los films, tales como el satanismo, los psychokillers, los justicieros o la infame serie Z. Y en el último segmento nos analizan las 20 películas claves del gótico americano, tan guapamente.
Por último, señalar que el libro tiene muchas letras juntas pero también tiene sus fotos en blanco y negro y en colour.
Y ahora digo lo que siempre digo: si quieres disfrutar plenamente del cine, échale un vistazo a obras como esta. No te defraudará (o puede que sí, qué sé yo...).

relic, The

The relic (The relic, 1997, USA)
Dirección: Peter Hyams
Guionistas: pues un montón: Amy Holden Jones, John Raffo, Rick Jaffa y Amanda Silver, todos ellos basándose en las novelas de Douglas Preston y Lincoln Child
Género: Monstruos belloteros más bestias que un arado a pedales
Intérpretes: Penélope Ann Miller, Tom Sizemore, Linda Hunt, James Withmore
Sinopsis: Un antropólogo se va al Brasil a hacer el perla con los indios indígenas y de paso descubre unos hongos con la capacidad de mezclar el ADN de los bichos y crear engendros originales y divertidos. Pues bien, uno de estos bichos mitad rinoceronte, mitad triceratops mitad joputa, se cuela en un barco y llega al Museo de Historia Natural de Chicago y como el viaje le ha dado hambre, empieza a comerse los hipotálamos de los conserjes. La policía quiere cerrar el museo pero el alcalde dice que nones, que esa noche hay una fascinante exposición sobre las supersticiones del mundo y no se la quiere perder. Y aunque al bicho bellotero no le ha llegado la invitación, el chacho hará acto de presencia en la fiesta y la liará parda.

Pido a los lectores de esta fastuosa entrada que dirijan la vista un poco más arriba, a la portada del film, y lean la frase que esta en la parte superior de la misma, ya que ahí radica la clave de la película (o al menos lo que intentaron conseguir). Si el lector no quiere hacer este nimio esfuerzo, me dispongo a reproducir dicha frase a continuación (generoso que es uno): "Del productor de Aliens y del creador de los efectos especiales de Parque Jurásico" (que no significa lo mismo que James Cameron y Steven Spielberg, que conste). "The relic" es una película hecha por encargo para lucimiento de los novedosos efectos especiales digitales que no tardarían en imponerse en el género del fanta-terror con desiguales resultados, algunos impresionantes y otros nefastos (como los de la segunda trilogía de Star Wars). En esta ocasión, el uso de lo digital es correcto y comedido, limitándose a los movimientos del bicho, a las explosiones y a algunas mutilaciones espectaculares. No obstante, como es natural en esta época temprana, las escenas enriquecidas por ordenador adolecen de una escasa verosimilitud y fluidez, y a veces los efectos cantan como Carusso. No obstante, a nivel general, el resultado técnico es bueno y los efectos especiales se disfrutan guapamente.
En cuanto a la trama, la película se puede dividir en dos partes muy diferentes entre sí: los momentos divertidos y los momentos tostones-aburridos. La cosa se pone interesante cuando el personal se queda encerrado en el museo, a merced de una bestia hambrienta y sarvaje. Pero hasta que llega este momento tenemos que soportar una hora de prolegómenos poco acertados. Que sí, que vale, que el objetivo del director es elevar la tensión del film paulatinamente hasta conseguir un explosivo climax de masacre y mutilación, y ya de paso crear un microcosmos de personajes reales con sus problemas y sus inquietudes para que después sintamos pena si el bicho se lo come, pero la verdad es que Peter Hyams apenas lo consigue. Para empezar, la relación entre los protagonistas (la doctora y el policía) es poco creíble, incluso infantil, intercambiando continuamente comentarios jocosos y puyas sin mucho acierto. A través de unos diálogos vertiginosos el director intenta otorgar profundidad a los personajes pero desgraciadamente éstos no escapan del tópico y a cada uno se le puede poner una etiqueta identificativa (la doctora independiente a la par que dulce e brillante, el poli duro y supersticioso, el viejo adorable y paralítico, etc). Esta técnica, muy acertada en films como el magistral western futurista "Atmósfera Cero" (Outland, 1981), en "The Relic" queda muy poco natural, ya que una trama como ésta necesita una atmósfera de verosimilitud, no personajes ingeniosos que a la mínima te están contando una gracieta.
Otro aspecto poco conseguido de la película es la sensación de claustrofóbia que en teoría debería desprender el film. O sea, tenemos a un grupo de gente encerrada en un museo con un toro de mihura mutante que se los quiere jalar, planteamiento que da muchísimo juego (y un montón de muertes salerosas) pero lo que tenemos antes, durante y después del film son escenas de gente corriendo por alcantarillas y catacumbas mal iluminadas poniendo cara de miedo y desesperación. Quizás el problema del asunto está en la esencia del bicho: no es un alien sigiloso que se escabulle por los conductos de ventilación y aparece cuando menos te lo esperas. El monstruo de Relic es como un elefante en una cacharrería, que se le escucha trotar a varios kilómetros de distancia. O sea, que es dificilico crear escenas de suspense con tal engendro anticlimático.
No obstante, la película tiene escenas muy buenas y divertidas, sobre todo cuando se respeta la esencia buldozer del monstruo. Cuando se le deja suelto, el bicho es una auténtica amenaza aterradora, más que nada porque te destroza vivo sin despeinarse. Incluso posee un rastro de maldad y de lujuria que hubiera estado guay explotarlo más (memorable la escena en la que el bicho pervertido empieza a lamer a la doctora). Otra escena clave (pero muy corta) es la masacre de los Swats cuando entran por el tejado del museo, creando una sensación de descontrol e indefensión entre las fuerzas de orden público, que a pesar de las metralletas y el karate kid se cagan vivos del miedo cuando ven al bicho. Pero la joya de la corona es, sin duda alguna, la soberbia escena de la estampida en el museo, cuando aparece el primer muerto y la gente huye histérica en plan sálvese el que pueda (y si es posible, yo el primero). Está rodada con tal brutalidad, tal salvajismo y tal realismo que impresiona más que ver al bicho cortando cabezas.
En fin, acabando que es gerundio: "The relic" es una película de monstruos correcta y divertida, pero en esencia fallida, porque dándole el tono adecuado podría haber dado mucho más de sí.
Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de osdatabase.

reflejo de miedo, Un

Un reflejo de miedo (aunque en algunos sitios utilizan "del" en lugar de "de") (A reflection of fear, 1971, USA)
Dirección: William F. Fraker
Guión: Lewis John Carlino y Edward Hume, basado en una novela de Staton Forbes
Género: Terror pichológico, familias disfuncionales a lo bestia y asesinos ambiguos admiradores de la sota de bastos
Intérpretes: Sondra Locke, Robert Shaw, Signe Hasso, Mary Ure
Sinopsis: Margarita es una muchacha de 16 años muy estudiosa y artística ella. Pertenece a una familia adinerada y goza de todos los lujos y comodidades pero, desgraciadamente, a la chica le falta un hervor y tiene la cabeza fatal. La pobre vive traumatizada porque, por un lado su padre se fue de casa a por tabaco antes de nacer ella y ya no volvió más, y por otro lado, porque su madre y su abuela son muy sobreprotectoras y la tienen encerrada en la mansión familiar, no dejándola salir a la calle a pasear o a tomarse una horchata, no se vaya a resfriar. La pobre está tan sola que ha hecho amistad con los peces de su acuario, las amebas de la charca y con sus muñecos, y a ellos les cuenta sus problemas. El dato curioso consiste en que uno de esos muñecos, Aaron, le contesta y mantiene conversaciones con Margarita. Pues bien, un día aparece el padre perdido porque quiere que su mujer le firme el divorcio para casarse con una moza más joven, y su hija Margarita se queda prendada con su papi y ya no quiere separarse más de él ni con agua caliente (desarrollando un complejo de Electra de aupa). Y es aquí cuando se lía parda, porque Aaron, el muñeco cabrón, es muy celoso y tiene muy mala leche, sacando el garrote a pasear a la mínima oportunidad.

"Un reflejo de miedo" es una de esas joyas ocultas y desconocidas que vale su peso en diamantes. La película es pura dinamita tanto en la forma como en el fondo, adelantándose a su tiempo un puñado de años y cosechando, desgraciadamente, incomprensión y rechazo entre sus coetáneos, que no estaban preparados para una historia que mezclaba asesinatos bestiales, incesto papi-hija, onanismo desesperado y ambigüedad sexual. La mayor virtud del film es que es muy atrevida conceptualmente pero a nivel formal es muy clasicista, huyendo del morbo fácil, de la chabacanería sexual y del despelote generalizado (en la peli no sale ni un desnudo). El tema central de la película es la decadencia de una forma de vida (la de la madre y la abuela de Margarita), una pseudo-aristocracia decimonónica decadente capaz de alterar la realidad para seguir viviendo una mentira que promueva un onanismo mental. Tal decadencia está ejemplificada por la vetusta mansión solariega de la familia, un caserón siniestro muy elegente y mu bonito pero que tiene muchas telarañas y podredumbre en sus entrañas. Allí el tiempo se ha detenido, el cambio no existe (la mansión y sus alrededores están envueltos por una bruma inquietante que potencia esa atemporalidad) y sus habitantes quedaron congelados en un período del pasado más feliz (pero que rezuma impostura por todos lados): la abuela sigue siendo la matriarca de la familia; su hija sigue siendo un pelele a las órdenes de su madre y Margarita, una muchacha ya con unos añitos para salir de copas y tener novio, es una niña eterna con modos infantiles que juega con sus muñecas. El problema es que ya no es una niña y para frenar sus hormonas revolucionadas vuelca toda su represión sexual en su padre ausente, amándolo de manera platónica pero también de manera jincable. Por ello, cuando el papi aparece por el horizonte, a la muchacha le falta tiempo para sobarlo a conciencia, abrazándolo, dándole besos o metiéndole mano directamente. El culmen de esta relación incestuosa llega en la perturbadora escena en la Margarita se masturba oyendo a su padre y a su amante copulando. La sexualidad bizarra también hace acto de presencia en los asesinatos (pocos) que posee el film, ya que el asesino porta un palo enorme que simboliza un falo, con el cual mata a sus víctimas pero también las viola metafóricamente. Pero como ya dije anteriormente, William F. Fraker elude toda escena morbosa en primer plano, reflejando todas estas perversiones de manera sutil, muchas veces fuera de plano, potenciando el horror al sugerirlo en lugar de mostrarlo a las claras.
Otro aspecto interesante del film es el especial tratamiento de las secuencias que enmarcan períodos temporales muy cortos. El director puebla el film con postales de menos de 10 segundos que muestran momentos y sentimientos concretos, que transmiten una sensación contradictoria de fugacidad y eternidad (potenciada por esos cambios de plano atenuados, fundiendo la escena saliente con la entrante). Estas escenas son gotas de agua que finalmente desbordarán el vaso del misterio de la película, piezas de un puzzle muy evidente que finalmente encerrará una sorpresa explosiva que supondrá un giro de tuerca demencial del "Psicosis" de Hitchcock.
Por último, subrayar el magistral papel interpretado por Sondra Locke, que haciendo honor a su apellido, hace un papel que está muy Locko (el chiste es mío). Su atípico, andrógino y fascinante rostro (con unos ojos muy expresivos) otorga a su personaje ingenuidad, demencialidad, patetismo y tragedia. A veces víctima indefensa, a veces maquiavélica conspiradora, el secreto de Margarita es la pieza central del film y el cimiento en el que se basa la mansión solariega y sus decadentes costumbres.
Como ya dije en un principio, la película no fue bien recibida por el gran público, en parte por culpa de la productora. Cuando Columbia Pictures vio el film, le entró un miedo terrible y alteraron el montaje original del director para hacerla menos polémica. Además, estrenaron la película dos años después y lo hicieron por lo bajini, sin apenas promoción, no se vaya a escandalizar la gente. Este infame atropello de los productores fue un varapalo tanto para el director William F. Fraker (que no volvió a levantar cabeza y con los años acabó rodando capítulos para Walker Ranger Texas de Chuck Norris) ni para Sondra Locke (que hizo un montón de películas infumables con Clint Eastwood).
Pero bueno, aquí estoy yo para recomendar esta grandiosa película, ejemplo magistral de terror psicológico, que estoy seguro que os perturbará tanto como a mí.
El trailer que os dejo a continuación proviene del canal de DVDFilmFun. A disfrutar.

noche de los gigantes, La

La noche de los gigantes (The stalking moon, 1969, USA)
Dirección: Robert Mulligan
Guión: Alvin Sargent y Wendell Mayes basado en una novela de Theodore V. Olsen
Género: Psychokillers apaches con más peligro que una piraña en un bidet
Intérpretes: Gregory Peck, Eva Marie Saint, Robert Forster y Nathaniel Narciso en el papel de indio sesino más malo que un dolor
Sinopsis: En el Far West, el ejército norteamericano encuentra a un grupo de indios en un descampado en plan okupa y deciden confinarlos en una reserva, pero de pronto descubren que entre los apaches hay una mujer blanca, que hace 10 años fue raptada y obligada a vivir entre ellos. Y para colmo de males la muchacha se tuvo que casar con el indio más bestia y bellotero de la tribu, teniendo un niño de la feliz unión. Pues bien, el ejército libera a la mujer y al niño, y como la pobre no tiene a dónde ir, un explorador del ejército que se va a jubilar decide acogerla en su rancho de las montañas. La buena noticia es que el explorador es Gregory Peck, todo un caballero que tiene sentimientos sinceros y bonitos hacia la mujer y su hijo. La mala noticia es que el antiguo esposo indio de la muchacha y padre de la criatura los está persiguiendo para darles matarile de la manera más sádica y cabrona del mundo y ya de paso el tío asesina a la mitad del estado de Colorado.

Antes de nada, empezar diciendo que "La noche de los gigantes" es, ante todo, una película del oeste, con sus vaqueros míticos, sus indios mu malos, sus escenas de caballos trotando, sus ranchos con las terneras mugiendo, los desiertos con las diligencias y sus tiros payun! payun!. Y al que no le guste el tema se puede cagar en mis muelas por venderle esta película como una de asesinos en serie. Pero es que el cogollo de la película va de eso, de un psychokiller imparable, indestructible y sanguinario que nada tiene que envidiar a Jason Voorhees o a Michael Myers en sus días buenos. La peli empieza como un western clásico, con su héroe crepuscular a punto de abandonar la mala vida de tiros y aventuras para sentar la cabeza allá en el rancho grande y como el tío es más seco que una pasa y un solitario empedernido, no tiene ni familia ni niño ni perro que le ladre. Pero como el hombre es humano y tiene necesidades sentimentales decide adoptar a la madre y al niño para así tener una familia y no pasar sus último años en soledad. La grandeza del asunto consiste en que el personaje de Gregory Peck sabe que si se lleva a la familia consigo, el psychokiller apache irá a por él para matarlo, pero él nada, en sus trece. A medida que avanza la película, el western se transforma poco a poco en algo más siniestro y escalofriante, sobretodo cuando empiezan a aparecer los cadáveres de 20 en 20, asesinados impunemente por un asesino que parece una fuerza maligna de la naturaleza. El director juega sus cartas muy inteligentemente porque en ningún momento muestra el rostro del indio asesino y el espectador, en el mejor de los casos, sólo puede ver su figura en la lejanía, imponiendo de esta manera una amenaza constante que crea una atmósfera asfixiante y claustrofóbica a lo largo de la segunda parte del film, porque ni los protagonistas ni los espectadores saben cuando y dónde va a caer el siguiente machetazo. La lucha final entre Gregory Peck y el Psychokiller es antológica, emocionante e incluso roza los límites de la fantasía y el terror porque el asesino parece que está hecho a prueba de balas, el muy cabrón.
En el lado negativo del film, está lo de siempre en una película del lejano oeste: los indios siempre son los malos y salvajes y los vaqueros siempre son los buenos y civilizadores (aunque en esta ocasión el director denuncia el racismo de los rostros pálidos). Además, Robert Mulligan deja caer un detalle perturbador e incómodo al insinuar que el niño del asesino ha heredado su locura y sus ansias de sangre. Pero en fin, hacemos la vista gorda y disfrutamos del film, que para eso está.
"La noche de los gigantes" es un western atípico y muy interesante que llamará la atención a los amantes de este género nuestro del terró, porque comparte mucho de sus elementos esenciales para crear una sensación de inquietud, suspense y acojone.
Aquí os dejo un trailer artesanal hecho por caligvra.